3/14/2014

LOS RECUERDOS



Los recuerdos vienen solos, uno no los busca, ellos simplemente llegan, por un olor, un objeto, una textura, una voz, una música, cualquier cosa, por ínfima que sea, puede evocar un recuerdo.
Y yo recuerdo, mi primera infancia, esa etapa que viví con mis abuelos, el sabor del flan casero, las golosinas robadas en las siestas, el olorcito agradable del puro de mi abuelo, la voz de mi abuela llamándome a comer, el sonido de las chicharras en la plaza que se confundía con las voces de mis amigas de infancia.
Que feliz era, recibía tanto afecto, pero con los años me pregunte: ¿Por qué viví allí? ¿Por qué me llevaron lejos de mi familia? Y aun ahora me lo pregunto sin que nadie me de una respuesta y con el tiempo aprendí que ahí estaba mi falta de pertenencia, es que un día volví, ya habían pasado 6 años desde que había partido, y extrañaba mis habitaciones, el desayuno en la cama que mi abuelo Luis me llevaba, las travesuras que hacía en su negocio, la sirena de la fábrica que marcaba el momento en que mi abuelo Nando llegaba a casa. Todo eso extrañe, y me sentí rara y me siento rara, es difícil de explicar eso de la pertenencia, es que se siente que mis padres no son mis padres, mis hermanos no son mis hermanos, ese mundo en el que me encontré no era mi mundo.
Y extrañé y extraño a mis abuelos y en muchos momentos me gustaría que estuvieran para saber, si ellos, pueden explicarme, darme una respuesta.
Y ahora adulta, ya sin una familia a la cual pertenecer, cree la mía y en ella incluí a mis amigos y amigas y ahora si siento la pertenencia, pertenezco a un grupo de afectos que son míos.
Aún extraño esas viejas épocas y no puedo evitar una puntadita como espina en mi corazón, es que las respuestas no dadas pueden ser tan dolorosas como las verdades que no se quieren escuchar.
Y seguiré con mi duda: ¿porque estaba tan lejos de mi familia verdadera?



MENSAJE



Mi celular suena.
En la pantalla, letras. “Envía un mensaje así sabemos que estas bien”. Lo leo y lo releo. Vaya, vaya que ironía pienso. Más de un año sin saber de mi y ahora esto.
¿Es que no se dieron cuenta de la gran herida que produjeron?
¿Es que no piensan que ellos dejaron sola a su hija?
¿Es que ni por un minuto se les ocurrió llamar en vez de enviar ese mensaje?
¿Es que no se dieron cuenta que ahora ya todo está perdido y es tarde?
Es que, es que, es que…
Las preguntas inundan mi cabeza, mi corazón se encoje de dolor, mis ojos se llenan de lágrimas de impotencia. Muchas palabras invaden mi boca.
La herida nuevamente se abre y con ella todo el dolor vuelve, toda la historia, todas esas imágenes corren por mi mente, ¿es que esto seguirá siendo historia sin fin? ¿Es que así se prolongara mi maldita bendita vida?
Y yo te pregunto maldita bendita vida, ¿hasta cuándo te vas a empecinar en borrar mi sonrisa, vas a darme alguna vez un respiro más prolongado o tendré que seguir soportando el tener mis alegrías de a ratos?
Juré que no me iba a dejar vencer mas, que nadie tendría derecho a hacerme sufrir nuevamente, lo juré ¿te acordás maldita bendita vida? Fue en ese nefasto día en que me propuse que todo cambiaría.
Y lo vuelvo a jurar, nadie tendrá derecho a volverme  a lastimar.
Sigo mi camino, con el propósito de dejar atrás mi historia, llevaré solamente lo lindo, mi propia y hermosa familia, mis lindos recuerdos vividos, las bellas personas que me acompañan en el camino de la vida y hoy, ante tu nuevo golpe, solamente te digo maldita bendita vida ya no me vas a volver a lastimar.