5/24/2023

Y LLEGÓ LA SECUNDARIA

 


Desolación Silvana Torres


La adolescencia no mejoró nada, sino que empeoró todo.

Cuando uno vive a la sombra de alguien o de un apellido la vida puede ser muy dura.

Ya en primer año apenas me nombraban me decían a sos la hermana de …. Y no me quedaba otra que decir sí.

Las comparaciones son odiosas, no lo hagan, no le digan a nadie sos la hermana, la hija, la sobrina etc, de…. Porque ya marcan un condicionamiento, porque el ser algo de alguien no significa que seamos iguales ni para bien ni para mal, no lo hagan.

Ser la hermana de… hizo que yo hiciera todo distinto a lo que ella hacía, una porque éramos el agua y el aceite, no nos conocíamos (literal vivíamos bajo el mismo techo, pero yo no sabía nada de ella y ella no sabía nada de mí, hasta el día de hoy creo que yo se cosas de ella, pero ella de mí no sabe nada). 

Yo estudiaba, pero lo mismo me llevaba materias a rendir que luego aprobaba porque las sabía, pero algo me frenaba y me decía no, hacete la que no aprendiste. 

En todo ese proceso estaba el tema de no ver, mi miopía, yo, aunque me sentara en el primer banco no veía el pizarrón, por lo que nunca tenía mis carpetas completas ni podía copiar, siempre debía pedir a mi amiga sus carpetas y así poner al día las mías, era desgastante querer hacer las cosas bien y no poder. 

En segundo año y acá viene el otro problema de ser la hija de…, una profesora, que iba a tener desde primero a quinto año, tenía un problema con mi padre por lo cual ya me había mandado a rendir dos años seguidos su materia, la cual no me aprobaba, no era una materia difícil y creo que las estudie tan bien que hasta el día de hoy las recuerdo. 

Me desaprobó en primer año, me quedó previa y luego me desaprobó en segundo año por lo que me quedaron dos materias previas, el mismo día y luego de rendir con ella, debía rendir geografía y como era tanto el destrato y el estrés que esta profesora me hizo pasar se me olvidó todo lo que había estudiado de geografía, mi bloqueo era enorme, no me salía ni una palabra, me quedé muda completamente, recuerdo que la monja que me tomaba geografía llamó a mi madre para que fuera a buscarme y cuando habló con mi madre y la profesora, delante mío, la profesora me miró con cara burlona y dijo: “aunque te hubiese aprobado la hermana vos me vas a tener el año que viene otra vez o sea ahí ya vas a tener que rendir tres materias conmigo y como tampoco te voy a aprobar, lo mismo vas a repetir, por lo que yo creo que te conviene irte ahora del colegio y repetir en otro porque acá no vas a terminar nunca.”

Mi madre guardó silencio, la monja guardó silencio y nos fuimos. 

 Llegamos a mi casa, mi padre llegó del trabajo y preguntó cómo me había ido, mi madre le contó todo lo que había pasado y el no dijo NADA, absolutamente nada nunca, no fue a hablar, no pidió explicaciones, no se hizo cargo, nada. 

Yo me fui a mi pieza y fue uno de los días en los que más he llorado. Aun lo recuerdo y se me caen las lágrimas, me sentía totalmente desolada, impotente y desamparada. Mi madre me abrazó y solo me dijo ya vamos a buscar un nuevo colegio.

Volví hablar con mi abuela, que fue la única que me consoló y le pedí que me llevara con ella, pero mis padres no aceptaron.