5/27/2023

COLEGIO NUEVO ¿VIDA NUEVA?


Consiguieron un nuevo colegio y allí comenzó una nueva etapa en mi vida de destierro, desolación y padecimientos. Mi caparazón era cada vez más impenetrable y mi coraza más dura, ya no confiaba en nadie, ya no creía en nadie, ya no pertenecía a ningún lado. 
Mis padres tenían un matrimonio amigo, ellos tenían dos hijos varones uno un año menor que yo y el otro de unos 4 años más o menos. Una noche nos avisaron que el había fallecido, era muy joven y ella quedó sola con sus hijos. Como su hijo mayor iba a entrar en un Liceo Militar para continuar allí la secundaria no iba a estar en toda la semana y si se portaba bien los miércoles lo iban a dejar dormir en su casa. No se cómo fue, pero yo terminé yendo a dormir durante las semanas a la casa de ella para hacerle compañía. Ese fue un nuevo remanso de paz para mí ya que yo la consideraba como una tía a ella y sus hermanas, una abuela a su madre y sus hijos eran como primos para mí. Fueron muchos años en los que también yo iba y venía de su casa a mi casa, charlábamos mucho, tejíamos, pasábamos momentos muy lindos y me sentía comprendida por ella. 
Fue también muy importante en este proceso de transición y descalabro en mi vida, porque a ella si le contaba cómo me sentía y ella me entendía, aconsejaba y hablaba. 
Hay momentos en la vida donde uno se da cuenta y siente bronca por haber tenido que dejar gente en el camino sin querer hacerlo, solamente para que otros no los perjudiquen y puedan seguir sus vidas tranquilas. 
La nueva escuela no fue buena, no sé cómo serán otras, pero esa fue una escuela donde sentí tanta discriminación como nunca había sentido. Luego de muchos años y de volver a encontrarme con algunas ex compañeras descubrí que hay personas que nunca van a cambiar, algunas que si aprendieron de la vida y otras con las que nunca hablamos y ahora nos pasamos horas, café mediante, hablando amenamente y pasando momentos productivos que me cargan de energía.
Yo venía de una escuela de monjas donde concurrían chicas del barrio, donde nunca me había sentido menos, donde me importaba la persona y no sus pertenencias, si ya se yo tenía mi coraza, yo ya venía golpeada, pero si íbamos a un retiro espiritual o un paseo yo hablaba con todas, me juntaba con todas, me divertía con todas. En esta nueva escuela eso no me pasaba, no la pasaba bien ni en la escuela ni en los viajes.
Creo que fue recién en el último año donde logré congeniar con algunas chicas, donde me sentí que pertenecía a un grupo y tenía algunas amigas. En este colegio fue donde me sentí más discriminada y en verdad no sé porque, se burlaban de mí, se reían en mi cara, cuando llegaba se callaban y aún sigo sin entender el porqué. No digo todas porque en verdad no tenía relación con casi nadie, pero si una gran mayoría.
Hasta el día de hoy sigo sin relacionarme con este grupo y solo conservo uno que puedo colocar en el puño de mi mano y me sorprendo encontrándome y saludándome con mucho cariño con algunas. Las relaciones humanas pueden ser muy complicadas pero lo peor es que nos marcan de por vida, nos dejan cicatrices hechas a fuego que a veces no cierran y nos sirven para recordarnos cuan compleja es la vida y cuán difícil es lograr relacionarnos abiertamente.